Amor contínuo.

¡Tienes toda la razón!, fue mi respuesta a alguien que amablemente me hablaba de la exquisitez de viajar, argumentando que es maravilloso porque se conocen sitios bellísimos, y esa persona también me platicaba que su ambiente preferido para visitar, eran playas, rios o cascadas. Es que el fluir de las aguas, además de relajante, de refrescante, de atractivo visualmente, también es el origen de un pensamiento muy respetado por mi filosofía de ver el amor. He querido diseñar un concepto que defina ciertas intimidades sobre lo sublime del amor. Quiero retarlos a que me ayuden a crear ese concepto, y, a que lo practiquen diariamente. Llevo cierto tiempo reuniendo reflexiones para este post. Lean a continuación a lo que me refiero, esperando les sea instructivamente reflexivo.