

¡Increíble!. Pero cierto. Hay gente que piensa que la rutina puede ser factor que acabe con el amor. ¡No!, no es cierto. Por qué: ¿cómo hacen esas parejas donde uno de los cónyuges enferma, y el otro cae en la rutina tediosa de sus cuidados médicos mínimos?. Y, ¿por qué dos enamorados adolescentes no culpan a la rutina de sus escasos encuentros casuales y rutinarios en el colegio, como razón para apagar la fantasía?.
No menos increíble es querer justificar una separación por causa de aquellos empleos, que por su naturaleza profesional, distancian (geográficamente) parejas. La pregunta es: ¿y cómo se sostuvieron entonces esos amigos tuyos donde el marido era marino mercante o piloto comercial, y venía cada tres meses?, siendo yo testigo de matrimonios con décadas de duración, y sometidos a esa prueba de la distancia geográfica por razones laborales. Y, ¿cómo se explica la razón que mueve a esas mujeres excepcionales, que esperan diez años por un esposo sentenciado a cárcel?: y la vida me ha permitido conocer casos verídicos de personas con un gran amor en común, separadas por la tragedia de la cárcel, y salir vencedores porque supieron aguantarse y esperarse.

¡Por Dios!. Ni la rutina ni la distancia, matan a UN AMOR VERDADERO. Lo que puede realmente afectar a parejas, como la de la anécdota introductoria, es que experimentan el síndrome de "DEJAR DE CREER EN EL AMOR", lo cual puede ocurrir a consecuencia de una gran desilusión, desengaño, o traición, entre otras razones válidas y cotidianas. Incluso, desatención de la pareja, por la inmadurez de dejarse absorber tontamente por el trabajo, privando a la pareja de esos necesarios momentos de intimidad y pasión que le dan calor a la relación: porque si bien es cierto que el sexo no lo es todo en una relación, no menos cierto es que el sexo requiere de expresiones carnales.

CREER EN EL AMOR, es negarse a ver los defectos y/o limitaciones de la pareja. Es saber que tenemos a nuestro lado a alguien de mucho valor, a quien le entregamos todo por amor, y donde el tiempo es eternamente dulce. Es conocer y comprender los gustos y preferencias de nuestra pareja, pese a no gustarnos a nosotros. Conocí una pareja que su matrimonio pasó por turbulencias, porque la esposa era muy dormilona, pero, tuvieron que ambos poner de su parte para sobrellevar la situación: después lo vieron como una simpleza, y se reían cuando recordaban los pleitos que se suscitaron por esa razón.

Para mantener un matrimonio que está agotado en su fantasía de felicidad, la pareja debe evaluarse, con cuestionamientos como éstos: ¿creo convencidamente en el amor verdadero?. ¿qué puede estar erosionando ese amor?. ¡Qué lindo es poder seguir disfrutando de la belleza del amor, tal como lo disfrutan dos adolescentes!.

No hay comentarios:
Publicar un comentario