¿Quién no ha escuchado hablar de la narración bíblica de Sansón y Dalila?. Ha sido llevada al cine por Hollywood. Es narrada en muchas adaptaciones bíblicas para escuelas de niños. Es tema de sermones bíblicos. Y, el Redactor de éste Blog lo va a teorizar desde hoy en un concepto "INEDITO": El Efecto Dalila, que en los sucesivos párrafos se explica, y que se hará uso de él en otros temas de este blog.
Retomemos a Sansón. La fuente bíblica nos revela que fué un héroe de la nación de Israel. Además bendecido por Dios con una extraordinaria fuerza capaz de vencer a muchos enemigos, sin el apoyo de nadie. Pero, la historia también registró que tenía un punto vulnerable: el poder estaba en su larga caballera, la cual no podía ser cortada, porque lo perdía. Más, su debilidad real no era tanto esa. Es que Sansón fué víctima del Efecto Dalila, del cual, ni él mismo, pudo enfrentarlo airosamente, pese a su fuerza: es decir "fue víctima del encanto femenino".
El Efecto Dalila entonces, es esa condición innata en todo hombre, a sucumbir ante los encantos de una mujer, quien deja a un lado principios (como lo hizo Sansón) para ir en conquista de la fémina. Y, es que no es coincidencia, que en el espionaje internacional, se recurra a mujeres encantadoramente bellas (¡DALILAS!) para extraer secretos de Estado confiados a hombres con altos cargos políticos o militares.
El Efecto Dalila actúa cuando el hombre se ve impotente al encanto de la boca femenina, a su sexy caminar, a sus eroticas piernas, a su sensual pompis (o trasero o nalgas), a su cautivadora voz, a su rico perfume. Es que la naturaleza femenina es la pura expresión de la belleza encarnada en una figura y olores, que hipnotizan al hombre, y que ya es muy cotidiano escuchar, que no a pocos los convierte en estúpidos.
Y, ese efecto psicológico es importante conocerlo, porque está en la raíz de muchas infidelidades masculinas, quienes en ocasiones (principalmente por valores religiosos arraigados) no tienen en mente traicionar al amor de su pareja, pero igualmente caen desprevenidamente víctimas de dicho efecto tan potente. Lo precitado no pretende dar a entender una crítica al encanto femenino, sino que el objetivo es crear conciencia de que el hombre debe conocer esta condición que está innata en su persona, que es básica para la reproducción de la especie humana ya que es el germen de la seducción natural entre humanos, y que entonces le impone manejarse con prudencia frente a una mujer de incuestionables encantos femeninos, la cual, sin ella proponérselo, o sin hacer mayores esfuerzos, lo puede conducir al terreno del hombre conquistado desde donde le es fácil tratar de olvidar y burlar el importantísimo pilar del compromiso conyugal que mantiene a una sociedad. Y, por favor: no ofendas el encanto de una mujer, consultando pornografía: estoy seguro que a Dalila no le hizo falta asumir conductas pornográficas para seducir a Sansón, y lo mismo se aplica a cualquier mujer con autoestima normal.
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