Parece un contrasentido, pero lo estoy considerando como una realidad muy seria, muy trascendental, muy profundamente filosófica. Busco la manera más intelegible de expresarlo; y creo que es ésta: ¡amamos, con la misma autenticidad y pureza, con que ama un niño!. Quiero decir: pese a la madurez que involucra el acto del amor, sucede que el amor nos hace sentir como niños. Es algo complejo, y no sé si pueda explicarlo en la forma más explícita, lo cual es mi deseo, porque quiero compartir una enseñanza que me ha hecho entender muchas cosas. Si al final estás en desacuerdo, ¡es tu derecho! y no lo desaprobaré o rechazaré, porque sólo expreso opiniones muy serias, que espero sean respetadas en la forma que respeto yo las opiniones ajenas. Si te interesó la propuesta introductoria, sigue leyendo.
Comienzo por decir de dónde obtuve tan rara idea. Sucede que soy fanático de una serie llamada "voces del más allá", la cual entre otras moralejas que me deja cada capítulo, la más reiterativa es la relacionada a la eternidad del amor. Es decir: como hay personas, que al morir, les cuesta pasar a su otra vida, porque su inmenso amor al cónyuge o a algún familiar, les impide partir. Realmente, no tengo fundamentos para rebatir o apoyar esa tesis, pero lo que me importa de la misma, es que cuando el amor es muy intenso, parece reclamar un espacio en la eternidad para dar continuidad, y no sé que tan verídico sea, pero tratándose del amor, yo creo todo lo mejor que del mismo se deriva.
Pude ver en esa serie un capítulo de un niño que no podía partir, primero porque no había descubierto que estaba muerto, y luego porque al percatarse de ello, su amor a los padres le impedía pensar en partir al otro mundo. La trama del capítulo es además de triste muy aleccionadora, y me dispuse a escribirlo de una vez, lo cual es favorecido por el hecho de estar de vacaciones y no tenía que esperar a terminar una jornada laboral para luego acceder a mi laptop.
Me enseñó ese capítulo, que el amor de un niño es tan grande, que no sabe, o no entiende, o no quiere, separarse de esa persona amada. El amor de un niño, sólo entiende de una cosa: ¡del amor!. El niño sólo espera recibir amor, y sólo aspira compartir amor. Las llamaría "expresiones infantiles del amor". Para el niño, "todos los días son navidad", porque todos los días los ve con el ojo del amor, y este argumento es la justificación de la imagen que ilustra la introducción de este post, pese no estar en navidad. Cuando el amor es una "eterna navidad", es cuando se dá el milagro de "amores dorados" de ancianos que se quieren con mayor intensidad aún, a la que tenían hace tantos años atrás cuando se casaron.
Pregunto: ¿cuál de las cosas que cité en el párrafo anterior no la has experimentado tú, en la manifestación de tu amor a tu cónyuge, a tus hijos, o a tus padres?. Creo que todas esas "expresiones infantiles de amor", son las mismas que tú compartes con tus seres amados. Entonces, ¿son expresiones infantiles de amor, en personas adultas?, o será acaso que, ¿el amor se expresa en condiciones afectivas tan tiernas como las experimentadas y compartidas por un niño?. Podría pensarse entonces que, ¿el amor te hace sentir como un niño?, porque sería como que muy alocado decir que el amor te regresa a tu cuadro emocional de niño.
Alguien pensará que he caído en un delirio, o en una confusión muy simplista. Pero, inmediatamente que veía el capitulo y pensaba en lo que transcribo en este post, lo asocié con circunstancias humanas como por ejemplo el divorcio. Dirás, ¿y qué tiene que ver el divorcio con la locura del amor infantil?.
Te asombrarás. Pero es mucho lo que tiene que ver el divorcio con el amor infantil. Es que piensa que un niño cuando vive el sentimiento del amor, quiere vivirlo con la persona amada, y en su mente no está excluir de su vida a quien ama. Entonces, cuando no amamos a nuestra pareja con ese desbordado amor infantil, entiéndase con esa categroría de amor que no asimila perder a la persona amada, es cuando es posible pensar en separación o divorcio. Llegada la instancia del divorcio, queda claro que el sentimiento que unió originalmente esa pareja, no era verdadero amor, porque como lo expresé atrás, y lo vuelvo a decir: "el amor de un niño es tan grande, que no sabe, o no entiende, o no quiere, separarse de esa persona amada. El amor de un niño, sólo entiende de una cosa: ¡del amor!." Se ve extraño que yo entrecomille mis propias citas, pero en ese recurso literario quiero enfatizar lo dicho, y quiero dejar explícita la relación de hechos que me permiten hacer esa afirmación.
Piensa en esto: ¿quién quiere separarse físicamente de su madre?, y la razón de la respuesta negativa, es por el amor. Y me inquieta esto: ¿será que el amor por un cónyuge es de inferior categoría al de una madre, cuando pensamos en divorciarnos?. Lo dudo, porque "amor es amor", y el amor, sea a quien sea, sólo puede expresarse como amor. El amor de un niño no es diferente al de un adulto (excepto en la madurez), es amor, puro y genuino, con los mismos hermosos atributos que cita la Biblia en: 1ra. Corintios capítulo 13, y por favor, les recomiendo leerlo en su Biblia o buscarlo en Google, ¡les encantará esa perspectiva bíblica del amor!.
Incluso, el rostro de un niño es hermosa y admirablemente radiante. La razón es que vive una etapa de "pleno amor". ¡Ah!, pero ocurre que he visto personas de 3, ó más décadas, cuyo rostro es más radiante que el de uno de 20 años, y la razón es porque están experimentando de la plenitud del amor. Incluso, el desamor, el despecho, así como el rencor, envejece no sólo el corazón sino al mismo cuerpo. Otra enseñanza: el amor rejuvenece tu rostro y tus actitudes. Fíjate en la imagen de la niña y su osito peluche: la niña ama a su peluche, y "por nada ni nadie" lo va a abandonar, ¿seguirías ese ejemplo con tu cónyuge?, es decir, ¿tu amor por tu cónyuge es de esa "naturaleza infantil" que por nada ni nadie pensarías en dejarlo?. ¿Será que en materia de amor, tendremos que estudiar y aprender del amor de un niño?.
¡Amamos con la misma autenticidad y pureza con que ama un niño!, recuerdan que lo dije en el párrafo introductorio. Ante los argumentos expuestos, creo que no sólo queda claro, sino que es probable que me haya quedado corto en mi intento de expresar la naturaleza infantil del amor, entendido en esa conducta humana (cual un mismo niño) de sentir un apego tan profundo a la persona amada, que "no imaginamos vivir sin esa persona". ¿Y el desencanto?, yo diría a esto, que un niño también recibe desencantos de sus padres cuando no recibe algo que les pidió y no le fue concedido, sin que esto implique que va a dejarlos de amar, ya que simplemente "pasa la página" y sigue adelante. ¿Es eso imposible para un adulto?; ¿Por qué es más facil para un niño, si el adulto se supone más maduro para superar esas circunstancias de rencores y negatividades?.
"De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos", y esa cita es extraída de la Biblia (Mateo,18:3). ¡Que expresión de Jesucristo tan acertada!. Entiendo con lo dicho, que tiene toda la razón. Porque el Reino de los Cielos es ajeno a la envidia, al rencor, al temor, y todo esto es ajeno a un niño, simplemente porque el amor aleja todos esos malos sentimientos, lo cual también debería ocurrir en el amor entre humanos, es decir que si amas a tu cónyuge, a tu hermano, a tu vecino, estás exento de envidia, rencor, temor, y cualquier otro sentimiento negativo, porque el amor los ahuyenta.
Cuando ames, ¡tienes que ser un niño!, es decir, sentir con la profunda autencidad y veracidad con que ama un niño: sin complejos ni reservas. Si tu pareja, no siente esto por tí, o tú no lo sientes por tu pareja, no hay verdadero amor, y no es de extrañar que esa relación que está "enferma de escaso amor", termine en divorcio. Recuerda: madre e hijo nunca se divorcian, y no por el nexo consanguíneo, sino por el fortísimo y perdurable lazo del amor, que no le permite a ninguno de los dos el concebir la vida con la ausencia del otro. El amor puro, cual amor infantil, se parece mucho al amor de los enamorados de 15 años: "son tan ciegos, que sólo pueden ver lo bueno de la pareja", es que el amor puro es ciego a las afrentas u obstáculos que quieran enfriarlo. ¿Tendremos que ser niños para volver a experimentar ese amor ciego a afrentas que con diálogo conciliatorio deberían subsanarse?.
La madurez del amor, no significa que el amor de adultos sea diferente al de los niños. Puede haber diferencias en expresiones como mayor tolerancia, ausencia de caprichos, mayor responsabilidad, pero, seguirá siendo esencialmente infantil, porque el verdadero amor, tal como el niño, "no quiere perder o separarse de la persona amada": tal como el niño del capítulo que les narré, que no podía pensar en partir, porque su amor a los padres se lo impedía, ignorando, el mayor amor que descubrirá y experimentará en la otra vida. Puntualizo: amor infantil es amor sin separacion. Es amor ciego a los defectos. Es amor espontáneo y libre de complejos.
Por favor: si no estás de acuerdo, ignora lo escrito. Pero si lo estás, vé y dile a tu cónyuge"que lo amas con auténtico amor infantil", y si se ríe, comparte con esa persona este post para que te entienda, que estoy seguro que al ver tu conducta, te entenderá a tí, y "entenderá todo lo dicho en este post". No interpretes este post a la ligera: tienes que ser un niño, no se refiere que retrocedas a caprichos o que te orinarás los calzoncillos; no quiero insinuar eso, sino que expreses tu amor con la misma hermosa capacidad que lo hacen los niños, que creo hartamente haberlo detallado.
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