La puntuación más alta en el amor

Iba conversando en un autobús público con un amigo, en el cual como de costumbre llevaba el chofer una música con un desconsiderado volumen elevado, siendo la incomodidad de todos los que allí íbamos, pero es el costo de montarse en esos buses. Más algo llamó mi atención, y alivió mi malestar anímico provocado por la estridencia de la música, y fue cuando en alguno de los temas musicales alcancé a escuchar como letra la frase “la puntuación más alta en el amor”, y me sirvió de motivación para escribir este post en virtud de lo que la juventud piensa que es el motivo de “máximo amor”.
Es que creo que no les causo ningún atisbo de asombro si les cuento que esa puntuación máxima en el amor era cantada en máximos momentos de erotismo y entrega sexual de pareja. Alguien dirá: ¿qué tiene eso de malo?, si nada es más rico que el disfrute del coito, lo cual jamás se me ocurriría contradecir, pero creo que algo se pasa por alto.
Me atrevo a lanzar esta inquietud, ¿y luego de ese coito, qué queda?. Porque si la máxima puntuación se deriva de practicar diferentes posiciones sexuales semi acrobáticas, o diferentes maneras de proponer besos, ¿será resistente ese tipo de amor a circunstancias como la enfermedad, el desempleo, etc?. Es decir, ¿Qué nos enamora de nuestra pareja: sus acrobacias sexuales o sus valores como persona para formar una familia?.
No es que no me gusten las acrobacias sexuales ni los besos imaginativos, pero pienso que eso no le alcanza a un hombre o una mujer para formar una familia. Porque el sexo dura unos cuantos “placenterísimos minutos”, pero nuestra responsabilidad como cónyuge y como padres dura ¡toda la vida!.
Sucede que los valores de una sociedad no sólo se forman en la casa y en la escuela, porque los altos niveles de violencia han dejado claro los efectos de unos programas de tvenvenenados de violencia, y el desenfreno sexual no es ajeno al erotismo desenfrenado de bailes y canciones que propician necesidades y sensaciones de placer sexual. De hecho, en mi mocedad conocí una chica que le encantaba ver las novelas, para estudiar las técnicas de besos, y hoy día, no sólo es una mujer divorciada, sino que insólitamente los hijos decidieron no estar con ella, y eso me devuelve al inicio: ¿no era mejor que se ocupara de temas de cómo mantener una familia, y luego ocuparse del temas de los “mejores besos pasionarios”?, de hecho pregunto: ¿qué opinan ustedes de un caso así?. Les aseguro que la desdicha de esa mujer en el día de hoy, me comprueba que tenía invertida su escala de valores.
Alguien creerá que peco de santurrón al hacer esos señalamientos, así que paso al otro ejemplo. Conocí un amigo que era campeón llevando chicas a la cama, y su destreza era tal que fanfarroneaba diciendo que tenía una técnica infalible con la que podía conquistar para su cama a cualquier chica: pobre, rica, negra, blanca, alta, bajita, cualquiera era presa para él y su infalible técnica. Y no hablo de brujerías, o de echar drogas a la bebida, o de estudiar refinadas técnicas de mentira; porque su técnica infalible era “llevar a BAILAR a una discoteca a su presa” y todo lo demás lo hacían los movimientos de baile, la letra erótica de la canción, el manoseo y las palabras y bebidas del momento. Este ejemplo verídico lo comparto con la pedagógica intención de evidenciar el innegable efecto de la música y del baile en cuanto a la seducción de la pareja, porque también he escuchado conversaciones de jovencitas que fanfarronean que ciertos movimientos de baile le resultan infalibles para traer a sus redes al chico de sus sueños.
Lo malo de esa música es que te incita a hacer el amor, pero no exalta para nada los valores del amor verdadero de un hombre a una mujer, y viceversa, donde se profesan hermosos sentimientos, y por supuesto hermosos besos, y que será luego, cuando hechizados por la belleza de esa pareja, asumirán la iniciativa de expresarse amor sexual. Es decir, el amor sexual no lo es todo, ni es la esencia, porque es el resultado de sentimientos más nobles que hacen noble el acto sexual, y eso significa que no interesan las posiciones sexuales sino el “compartir íntimo de emociones”.
No dudo que muchos lectores al llegar a este nivel de desarrollo, se rían, o se aburran, o desistan de seguir leyendo, entonces, ¿para qué escribir esto?. Lo hago porque los divorcios no me parecen causa de risa, y muchos matrimonios se esfuman porque quedó claro que no fue amor verdadero el que los unió, sino el efímero amor sexual, de manera que una vez agotado el fogoso placer sexual, entonces si se aprecian los defectos de la pareja. Cuando un matrimonio se inicia en el verdadero amor, no se ven los defectos de la pareja, se les tolera, se les comprende, y se aprende a convivir con ellos. En el verdadero amor, opera la fantasía y la creatividad para halagar y hacer feliz a la pareja, y para buscar siempre la mejor solución a cualquier problema, por grave que parezca ser.
Conviene acotar que escribir estas notas ni te hace mongólico, ni extraterrestre, ni amanerado. Porque he escuchado jovencitas que se expresan despectivamente cuando oyen ideas similares a las acá expresadas. La realidad es que no sólo me gusta el amor, el coito y los besos, es que escribo sobre ellos en este y en mis otros blogs. De hecho, en el blog “incógnita mujer” dediqué 3 post al tema de los besos. Pero, la vida me ha enseñado que la convivencia en pareja es algo más que coito y besos, y que eso no alcanza para formar una familia. Por tanto, no es mojigatería, es asunto de dar a cada expresión humana su justo valor, y sucede que actualmente en la relación de pareja, todo el valor se ha arrastrado exclusivamente al tema sexual, lo cual puedes oír en la música y ver en la Tv, y esa no es la forma de construir una sociedad, entiende que la sociedad no es efímero erotismo, la sociedad son familias duraderas que superan dificultades. Jamás me imaginaría que una dificultad superior que pueda poner en riesgo a un matrimonio, sea la eyaculación precoz o el tamaño del pene, porque definitivamente esas no deberían ser causa de poner en riesgo a los matrimonios, pero les tengo la pésima noticia de que en programas de radio y tv, en revistas, etc, se presenta a tales problemas como los “graves causantes” de un divorcio o de infidelidad conyugal. Creo que con estos alegatos justifico plenamente la razón motivante de este post.
La máxima puntuación en el amor no está en las acrobacias sexuales, ni en el tamaño del miembro masculino, ni en las horas que dura el coito, ni en las cartillas a aplicar para besar mejor. Eso no es amor, eso es placer. El verdadero amor está por encima de todo eso, porque es un sentimiento que se desarrolla muy internamente que no te permite la idea de vivir sin tu pareja.
La máxima puntuación en el amor se da cuando descubres que ha llegado a tu vida ese ser especial con quien quieres pasar el resto de tu vida, compartiendo no sólo placer sexual (eso es parte del camino del amor, pero no lo es todo) sino también la alegría de adquirir una casa que será el feliz hogar de tu familia, y con el cuidado amoroso y dedicado que dediques a esa magna función, llegarás a la tercera edad acompañado de esa pareja y de tus nietos. Lograr esa meta, te hace merecedor de la máxima puntuación.